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miércoles, 25 de enero de 2012

La clave del Rolfing


La clave del Rolfing, llamado científicamente método de integración estructural, puede sintetizarse en el concepto de cambio y movimiento. Dentro de la estructura segmentada del cuerpo, las articulaciones son las encargadas de cumplir con esta misión. Ida Rolf, creadora e investigadora del método, llegó a la conclusión que la adecuación de cada articulación a sus funciones depende del componente miofascial -un tejido blando y fibroso con propiedades elásticas- y que al normalizar su funcionamiento se consigue un movimiento más natural. Por eso, a diferencia de otras técnicas como la quiropraxia o la osteopatía, las manipulaciones se realizan sobre los tejidos blandos.

Es decir, sobre las fascias, los músculos y los tendones. "El cuerpo es algo así como una carpa sostenida por estacas y tientos. Si estos tientos se aflojan, la carpa se viene abajo".

"La posibilidad de cambio deriva de la estructura misma del cuerpo y de su mensaje inherente. El cuerpo no es una entidad unitaria. Aunque las fascias y la piel que lo envuelven crean una ilusión de unidad, la estructura corporal es, de hecho, un complejo, una consolidación de diversos segmentos, cuya piedra angular es la pelvis. Las percepciones, respuestas y comportamiento de este complejo integrado no dependen de las unidades individuales que hay dentro de la envoltura sino de su relación.

El mensaje del cuerpo es la energía. Para quienes trabajamos con integración estructural, esto es algo tan manifiesto en el cuerpo que tratamos que se la sienta como algo virtualmente palpable. El individuo que ha sido tratado siente aún más el cambio de energía resultante. A medida que el cuerpo adquiere cierto grado de equilibrio, logra reducir la dosis de energía consumida para cada actividad. Así, al trabajar o practicar alguna actividad física o un deporte consume menor cantidad de su reserva vital. Además, la forma y la función son las dos caras de la misma moneda.

Para que la función mejore debe existir o se debe crear una forma adecuada. Es decir, sólo se alcanza una salud ideal cuando el cuerpo se aproxima más a su propio patrón. Esa forma es el diseño o el plano de la estructura. Y a su vez, la función más apropiada de esta estructura es la vitalidad, una vitalidad con una intensidad desconocida por el individuo medio", explica la creadora de la técnica en el libro "Rolfing, la creación de las estructuras del cuerpo humano".

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