Los niños con problemas llaman nuestra atención a lo esencial. Estos niños tienen una tarea en la vida y es una tarea que lleva un mensaje a la humanidad, sería bueno oírlo. El autista es como un castillo cerrado, quiere todo mecanizado. No le duele lo físico, no le importa dañarse a sí mismo, le duele lo que está afuera, por eso no le deja entrar y se cierra. En cambio el niño down es todo amor, todo calidez, todo sentimiento y lo que hay que hacer es estructurarlo. Lo que tiene el niño down se complementa con lo que tiene el autista y viceversa. Debemos educar la facultad intuitiva. Dejar que el niño se desarrolle y nos lleve de la mano hacia el futuro, que le pertenece.
Hay que tener en cuenta que no son los niños los que deben adaptarse a la escuela, sino que es la escuela la que debe adaptarse a los niños y más aún a los niños de la nueva era, que traen otra sensibilidad.
Hay que tener en cuenta que no son los niños los que deben adaptarse a la escuela, sino que es la escuela la que debe adaptarse a los niños y más aún a los niños de la nueva era, que traen otra sensibilidad.