Llegan los días fríos y la gripe comienza a hacer de las suyas. Es entonces cuando pensamos que no hubiera sido mala idea vacunarnos. Actualmente los estudios médicos demuestran la necesidad de vacunar contra el virus de la influenza, el causante de la gripe, a las personas que están más expuestas al contagio y que corren además el riesgo de desarrollar serias complicaciones en el caso de contraer la enfermedad.
Estos grupos incluyen, sin distinción de edad, a las personas asmáticas, las que padecen dolencias respiratorias, hepáticas, renales o trastornos cardíacos crónicos y quienes presentan enfermedades metabólicas crónicas como la diabetes. La novedad actual es que el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización de los Estados Unidos recomienda vacunar el segmento comprendido entre los 50 y 64 años. La decisión se basa en el incremento, durante los últimos años, de las internaciones y casos de muerte derivadas de la gripe en las personas comprendidas en esta franja de edades que tienen bajas tasas de vacunación antigripal.
En los mayores de 65 años, la vacuna contra la gripe previene la enfermedad hasta en un 70 por ciento de los casos y en un 70 por ciento las muertes relacionadas con el virus; también reduce en un 52 por ciento las internaciones y disminuye en un 36 por ciento las consultas médicas por neumonía y gripe. La efectividad de la vacuna depende de factores como el estado del sistema inmu-nológico del vacunado, la correspondencia entre las variedades de virus contra los que inmuniza la vacuna y los que circulen en la estación.
Cuando coinciden las variedades de virus contra los que inmuniza la vacuna con las circulantes, la vacuna previene la gripe en un porcentaje de 70 a 90 en las personas sanas menores de 65 años. Como el virus puede cambiar todos los años, se vigila su circulación en los hemisferios Norte y Sur. Las variedades o "serotipos" que se incluyen en la vacuna son las que tienen más probabilidades de circular al año siguiente.
Si bien lo más novedoso es la recomendación de vacunarse para las personas mayores de 50 años, la vacuna puede ser administrada a cualquier persona que desee disminuir el ries- go de infectarse con el virus de la influenza. Por otra parte, la recomendación general continua siendo vacunar a partir de los seis meses de edad a todos los que se encuentren dentro del grupo de riesgo des-cripto anteriormente. También deberían recibir la vacuna los familiares de esas personas para disminuir la posibilidad de transmisión del virus.
Sin molestias La mayoría de los efectos adversos registrados fueron dolor y enrojecimiento en el sitio donde se aplicó la vacuna. Las reacciones son moderadas y raramente interfieren con la actividad diaria de las personas.
Otras reacciones que pueden ocurrir son fiebre, malestar general y dolores musculares y son más comunes en los niños. El momento aconsejado para la vacunación son los meses de abril y mayo, antes de los primeros fríos. La inmunidad aparece ya entre los 10 y 14 días después de la vacunación y protege durante todo ese año. Las vacunas están compuestas por virus inac-tivados, los que una vez presentes en el organismo comienzan a generar defensas contra la gripe.
Estos grupos incluyen, sin distinción de edad, a las personas asmáticas, las que padecen dolencias respiratorias, hepáticas, renales o trastornos cardíacos crónicos y quienes presentan enfermedades metabólicas crónicas como la diabetes. La novedad actual es que el Comité Asesor de Prácticas de Inmunización de los Estados Unidos recomienda vacunar el segmento comprendido entre los 50 y 64 años. La decisión se basa en el incremento, durante los últimos años, de las internaciones y casos de muerte derivadas de la gripe en las personas comprendidas en esta franja de edades que tienen bajas tasas de vacunación antigripal.
En los mayores de 65 años, la vacuna contra la gripe previene la enfermedad hasta en un 70 por ciento de los casos y en un 70 por ciento las muertes relacionadas con el virus; también reduce en un 52 por ciento las internaciones y disminuye en un 36 por ciento las consultas médicas por neumonía y gripe. La efectividad de la vacuna depende de factores como el estado del sistema inmu-nológico del vacunado, la correspondencia entre las variedades de virus contra los que inmuniza la vacuna y los que circulen en la estación.
Cuando coinciden las variedades de virus contra los que inmuniza la vacuna con las circulantes, la vacuna previene la gripe en un porcentaje de 70 a 90 en las personas sanas menores de 65 años. Como el virus puede cambiar todos los años, se vigila su circulación en los hemisferios Norte y Sur. Las variedades o "serotipos" que se incluyen en la vacuna son las que tienen más probabilidades de circular al año siguiente.
Si bien lo más novedoso es la recomendación de vacunarse para las personas mayores de 50 años, la vacuna puede ser administrada a cualquier persona que desee disminuir el ries- go de infectarse con el virus de la influenza. Por otra parte, la recomendación general continua siendo vacunar a partir de los seis meses de edad a todos los que se encuentren dentro del grupo de riesgo des-cripto anteriormente. También deberían recibir la vacuna los familiares de esas personas para disminuir la posibilidad de transmisión del virus.
Sin molestias La mayoría de los efectos adversos registrados fueron dolor y enrojecimiento en el sitio donde se aplicó la vacuna. Las reacciones son moderadas y raramente interfieren con la actividad diaria de las personas.
Otras reacciones que pueden ocurrir son fiebre, malestar general y dolores musculares y son más comunes en los niños. El momento aconsejado para la vacunación son los meses de abril y mayo, antes de los primeros fríos. La inmunidad aparece ya entre los 10 y 14 días después de la vacunación y protege durante todo ese año. Las vacunas están compuestas por virus inac-tivados, los que una vez presentes en el organismo comienzan a generar defensas contra la gripe.
