El trabajo se lleva a cabo en una serie de diez sesiones básicas de una hora de duración, a razón de un encuentro por semana o más espaciados. Esto varía de acuerdo al ritmo de vida y a las posibilidades personales. En cada uno de ellos el especialista trabaja distintas zonas del cuerpo, sin importar el motivo puntual de la consulta. Durante las primeras siete sesiones se desarma el rompecabezas y en las tres restantes el objetivo es volver a armarlo. Cada sesión se encuentra integrada de alguna manera con la anterior y con la siguiente. Así, los resultados se dan en forma progresiva y se van sumando.
Las sucesivas presiones realizadas con las manos, los puños y los codos permiten aliviar los dolores o molestias y buscar el equilibrio corporal. "El cuerpo humano cuenta con una enorme ca- pacidad y plasticidad para modificarse y adaptarse según el modo en que se lo usa, lo cual difiere por completo de la creencia más generalizada.
La mayoría de las personas toma su cuerpo como algo estático. Por ejemplo, si alguien se lesiona un tobillo, adopta una manera distinta de caminar. Esta nueva marcha hace que algunos músculos se fortalezcan y que, por el contrario, otros se debiliten".
La curación, a diferencia de otras técnicas, aquí no depende en forma exclusiva del profesional. En todo momento, el paciente acompaña las maniobras con algún movimiento indicado especialmente y con una respiración profunda que le permitirá aflojar las partes de tensión y aliviar el dolor que pueda llegar a ocasionar por momentos la presión en ciertas zonas. "Se trata de un trabajo en conjunto".
Las personas "rolfeadas" admiten que luego de cada sesión el cuerpo adquiere mayor elevación, longitud y dicen sentirse más livianas al llevar la cabeza hacia arriba o al elongar todo el tronco. La postura también toma otro aspecto. "La pelvis colocada en su posición natural -horizontal- permite lle- var hacia adentro el abdomen y las nalgas; las rodillas y los pies se orientan hacia adelante (ya no hacia afuera o adentro), se apoyan mejor en el piso y al caminar las oscilaciones del cuerpo hacia arriba y hacia los costados disminuyen". El resultado se traduce en un ahorro de energía disponible para otros propósitos.
Para verificar estos cambios, se toman fotografías al comienzo y al final de la serie de sesiones recomendadas. "De esta forma, la persona se da cuenta por sí misma de qué manera el cuerpo se va enderezando, recupera unos centímetros de altura y mejora su aspecto general".
El efecto de los masajes realizados sigue vigente aún después de haber concluido con las sesiones acordadas. El cuerpo es absolutamente maleable y continúa en la búsqueda de su equilibrio. Por lo tanto, no es aconsejable reiniciar el método antes de los 6 u 8 meses. Una vez cumplido este período la persona interesada puede volver sin problemas a visitar al especialista.
Las sucesivas presiones realizadas con las manos, los puños y los codos permiten aliviar los dolores o molestias y buscar el equilibrio corporal. "El cuerpo humano cuenta con una enorme ca- pacidad y plasticidad para modificarse y adaptarse según el modo en que se lo usa, lo cual difiere por completo de la creencia más generalizada.
La mayoría de las personas toma su cuerpo como algo estático. Por ejemplo, si alguien se lesiona un tobillo, adopta una manera distinta de caminar. Esta nueva marcha hace que algunos músculos se fortalezcan y que, por el contrario, otros se debiliten".
La curación, a diferencia de otras técnicas, aquí no depende en forma exclusiva del profesional. En todo momento, el paciente acompaña las maniobras con algún movimiento indicado especialmente y con una respiración profunda que le permitirá aflojar las partes de tensión y aliviar el dolor que pueda llegar a ocasionar por momentos la presión en ciertas zonas. "Se trata de un trabajo en conjunto".
Las personas "rolfeadas" admiten que luego de cada sesión el cuerpo adquiere mayor elevación, longitud y dicen sentirse más livianas al llevar la cabeza hacia arriba o al elongar todo el tronco. La postura también toma otro aspecto. "La pelvis colocada en su posición natural -horizontal- permite lle- var hacia adentro el abdomen y las nalgas; las rodillas y los pies se orientan hacia adelante (ya no hacia afuera o adentro), se apoyan mejor en el piso y al caminar las oscilaciones del cuerpo hacia arriba y hacia los costados disminuyen". El resultado se traduce en un ahorro de energía disponible para otros propósitos.
Para verificar estos cambios, se toman fotografías al comienzo y al final de la serie de sesiones recomendadas. "De esta forma, la persona se da cuenta por sí misma de qué manera el cuerpo se va enderezando, recupera unos centímetros de altura y mejora su aspecto general".
El efecto de los masajes realizados sigue vigente aún después de haber concluido con las sesiones acordadas. El cuerpo es absolutamente maleable y continúa en la búsqueda de su equilibrio. Por lo tanto, no es aconsejable reiniciar el método antes de los 6 u 8 meses. Una vez cumplido este período la persona interesada puede volver sin problemas a visitar al especialista.
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