En nuestro diario vivir experimentamos sentimientos permanentemente. No todos nuestros sentimientos son positivos para nuestra salud, pero no debemos evitar experimentarlos pues ellos son respuesta vital a la infinidad de estímulos cotidianos. Algunos nos elevan (como el amor) y nos hacen experimentar la conexión con el universo y con nuestros congéneres. Otros como el enojo, la duda, la incertidumbre son diferentes expresiones del miedo. El miedo contrae y el amor expande.
Desearíamos permanecer en estado de expansión, de confianza, de amor y es por eso que muchas veces recurrimos a elementos externos que nos hacen experimentar estados de satisfacción y expansión, como son el alcohol, las drogas, la comida, etc. Estos elementos nos proporcionan una satisfacción momentánea y con el tiempo dañan nuestro ser físico, emocional y relacional.
Si lográramos experimentar el amor permanentemente (amor a uno mismo, hacia los otros, hacia la naturaleza, hacia el orden superior) estaríamos en equilibrio perfecto, en armonía absoluta.
Cantando y formando parte de grupos de trabajo que nos permitan elevar nuestra vibración, permaneceremos más tiempo en armonía y podemos tener contacto con ese Amor Universal que nos permite vivenciar la unidad.
Desearíamos permanecer en estado de expansión, de confianza, de amor y es por eso que muchas veces recurrimos a elementos externos que nos hacen experimentar estados de satisfacción y expansión, como son el alcohol, las drogas, la comida, etc. Estos elementos nos proporcionan una satisfacción momentánea y con el tiempo dañan nuestro ser físico, emocional y relacional.
Si lográramos experimentar el amor permanentemente (amor a uno mismo, hacia los otros, hacia la naturaleza, hacia el orden superior) estaríamos en equilibrio perfecto, en armonía absoluta.
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