Sabemos ya que la homeopatía encara el tratamiento de la obesidad considerando al paciente en su integridad. En primer lugar, atendiendo prioritariamente toda su problemática existencial. buscando cada una de las causas del desequilibrio, atendiendo los desencadenantes que lo agredieron durante su vida y entendiendo las reacciones afectivo-emocionales consecuentes que recalan en su ansiedad oral.
Pero esto no es todo, además, en este tipo de medicina también se tiene en cuenta la totalidad de los síntomas aparecidos como manifestación del desequilibrio, tanto en el plano físico como en el mental, es decir, no solamente apunta a la desaparición de los kilos de más, sino de todos los conflictos corporales o psicológicos que eso puede provocar en una persona.
Lo primero que se reestablece con este nuevo equilibrio que logra el medicamento homeopático específico para cada persona, es el estado de ánimo, el humor, el incremento de la voluntad para encarar el tratamiento y la disminución de los síntomas negativos como ansiedad o depresión, lo cual predispone al paciente a intentar los cambios de hábito indispensables para su curación.
Otro factor fundamental -como en cualquier tratamiento para bajar de peso- es el cambio de los hábitos alimentarios inadecuados. Un homeópata genuino requiere, generalmente, de la colaboración de un nutricionista e indica también, una actividad física complementaria adecuada a las posibilidades físicas de cada paciente.
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