A través de estos ejercicios espirituales pretendemos adiestrar la atención para poder sobrellevar nuestra compulsiva función mental, así como también el letargo que a veces se instala en ella. Aprenderemos a refinar la atención de manera que la podamos dirigir a voluntad y así atender sólo esos aspectos de la realidad que uno siente que son importantes y que valen la pena. Esta técnica es muy buena para cultivar la salud mental y la felicidad genuina a través de un contacto contemplativo con la naturaleza de la conciencia, intentando abrirle la puerta a un sentido del bienestar que sólo sale de una mente equilibrada y quieta.
Para realizar este ejercicio espiritual debemos estar lo más relajados posible mientras oímos una música armoniosa.
Busco un papel blanco y una lapicera, comienzo a escribir mi nombre completo, puedo escribir también mi apodo, lo hago lentamente. Siento que lo escribo con el alma, que más allá de todo ESTE ES MI NOMBRE.
Lo escribo y lo leo con dignidad, con orgullo; si hubo hechos que lo mancharon, ahora lo escribo con libertad y alegría, cada letra estará llena de ternura, comprensión y amor, ese nombre me identifica y presenta en la vida...
ESE NOMBRE SOY YO... Estoy purificándolo. Lo escribo tantas veces como sea necesario.
Para realizar este ejercicio espiritual debemos estar lo más relajados posible mientras oímos una música armoniosa.
Busco un papel blanco y una lapicera, comienzo a escribir mi nombre completo, puedo escribir también mi apodo, lo hago lentamente. Siento que lo escribo con el alma, que más allá de todo ESTE ES MI NOMBRE.
Lo escribo y lo leo con dignidad, con orgullo; si hubo hechos que lo mancharon, ahora lo escribo con libertad y alegría, cada letra estará llena de ternura, comprensión y amor, ese nombre me identifica y presenta en la vida...
ESE NOMBRE SOY YO... Estoy purificándolo. Lo escribo tantas veces como sea necesario.
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