Las enfermedades y el canto

El desequilibrio comienza con la exposición prolongada a situaciones de estrés, ante las cuales hemos reaccionado con emociones nocivas que no hemos sido capaces de modificar y que se han prolongado en el tiempo atrapadas en nuestro físico, impidiendo el libre fluir de nuestra energía y afectando alguna zona de nuestro cuerpo.

Las emociones son "agua" capaz de ir y venir, cuando ponemos una represa se estancan. Cuando permanecemos enojados, por ejemplo, no logramos liberar esa emoción y mientras estamos enojados estamos "enfermos".

Si logramos modificar este estado vibracional y volver al equilibrio, canalizamos la emoción y nos curamos. Tanto más difícil de liberarnos es cuando agregamos una dosis de negación a lo que sentimos ("A mí no me afecta..." o "No me importa...") o de represión (" No puedo sentir rabia...""El odio es un sentimiento inaceptable...") ya que el entorno así lo ha marcado, aumentando el tamaño de nuestra represa. Si nos permitimos sentir la emoción y la canalizamos, entonces nos sanamos y volvemos al equilibrio, igual que un río vuelve a su cauce.

Con la práctica del canto y vibrando con la música, logramos que nuestras aguas se encaucen hacia el amor y la unidad.