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lunes, 25 de julio de 2011

Yoga al aire libre


Es oportuno que recordemos que la propuesta no es simplemente respirar en forma mecánica, sino que las técnicas del Pranayama (control de la respiración) se realizan con la consciencia puesta en el aporte de Prana (energía vital) que estamos incorporando y acumulando en el cuerpo, sólo así obtendremos el bienestar tan deseado. Otra forma de aprovechar el aire libre es hacer nuestra sesión de Asanas (posturas) sobre el césped; el contacto con la tierra, intercambiado energías, nos enriquece enormemente.

No es necesario hacer un montón de posturas, sino que bastan unas tres o cuatro por día para sentirse vital. Hay que buscar siempre el equilibrio y. por lo tanto las asanas deberán complementarse entre sí. Proponemos como ejemplo comenzar con la postura Viparita Karani (vela), luego continuar con la postura del puente y terminar con la postura del pez (Matsyasana). Por último, culminamos colocándonos boca abajo. con |as piernas bien abiertas, los brazos también muy abiertos por encima de los hombros en diagonal al cuerpo y la frente apoyada.

Después de encontrar la comodidad en la postura, comience a respirar rítmicamente, pero con suavidad y profundidad, empujando el vientre contra el suelo al inhalar. Con los ojos cerrados, concéntrese en la postura adoptada que se asemeja a un abrazo generoso no sólo a ese pedazo de tierra, sino al planeta todo. Agradezca con todo su corazón a esa Madre Tierra que lo cobija en su seno como un gran útero materno; medite con respecto a los frutos que ella le prodiga sin pedir nada a cambio, tal como una madre a su hijo, medite también sobre todo el daño que le hacemos a veces depredándola sin clemencia, medite sobre todo el amor que recibe de ella y respóndale abriendo su corazón, dejando fluir ese mismo amor hacia ella.

En ese momento de comunión, uno siente que la vida no es tan efímera, que hay otra realidad debajo de lo habitual y cotidiano; sentimos que somos seres únicos e irrepetibles que vinimos bajo esta forma y esta piel para cumplir quién sabe qué misión en la vida. Cada uno desde su humilde lugar tiene un rol fundamental en el plan del Universo y por algo le toca vivir este tiempo y en este lugar. El estar atentos y sensibles a estos interrogantes nos acerca a nuestro mundo espiritual, a una vida plena y de trascendencia. Dicen las enseñanzas. Con los pies en ia tierra y la mirada en el cielo.

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